Hace unos días, en un grupo de WhatsApp donde estamos varios empresarios (y algunos de mis propios clientes), pasó algo curioso que viene perfecto para hablar de un error que veo demasiado a menudo en el mundo del marketing digital.

Un miembro del grupo empezó a mandar mensajes privados ofreciendo sus servicios como community manager. Nada nuevo bajo el sol. Pero aquí viene lo bueno:
A cada empresario que le decía que no, porque ya tenía el servicio cubierto (y además estaban contentos con él), la respuesta era “te hago un vídeo gratis”.

¿Gratis? ¿A cualquiera?
Hasta a mí me llegó el mensaje. Sin pararse a mirar a quién le estaba ofreciendo sus servicios. Ni un mínimo de investigación previa, ni un poquito de personalización, ni un “oye, sé que haces esto, creo que podría aportar en este otro lado…”. Nada.

El resultado: en vez de parecer un profesional que sabe lo que vale, lo que transmitió fue desesperación.
Y en los negocios, cuando tu mejor carta es regalar, no estás vendiendo… estás rogando.

👉 La lección es sencilla:
El cliente no quiere un regalo forzado ni un descuento improvisado. Lo que busca es valor real.
Quiere confiar en alguien que le transmita seguridad, experiencia y resultados, no en alguien que va tirando anzuelos a ver si alguno pica.

Porque vender no es mendigar atención.
Vender es demostrar que lo que haces merece ser pagado.

Así que ya sabes: si estás arrancando, no caigas en la trampa de pensar que regalar es la estrategia.
Empieza despacio, hazlo bien, ofrece valor y haz que te paguen por ello. Eso es lo que te hará crecer de verdad.